“TENDENCIAS ALIMENTARIAS PARA LOS NUEVOS TIEMPOS”
Si damos un repaso a la PIRÁMIDE ALIMENTICIA que hemos usado los profesionales de la alimentación los últimos años, nos daremos cuenta que a día de hoy tiene que ser reemplazada para adaptarse a la actualidad.
Contrariamente a lo que abogan algunos, no tenemos que comer cómo antaño. En nuestro mundo aparecen cambios importantes en las maneras de hacer, tendencias y avances que varían sustancialmente nuestra forma de comportarnos. Paralelamente a esto, también varía nuestro entorno, por lo tanto, sistemas o teorías que funcionaban en el pasado, no necesariamente tienen que funcionar en el futuro.
Pirámide alimenticia tradicional
Esta lección la tienen muy bien aprendida las grandes industrias que tienen que buscar la innovación constante para sobrevivir, adaptarse al tiempo presente y solucionar cada vez mejor los problemas de sus clientes.
En la actualidad hay TRES fenómenos que hacen que la PIRAMIDE ALIMENTICIA que hemos usado quede obsoleta y tengamos que modificarla para evitar la desnutrición por déficit o por exceso.
La clásica pirámide Alimenticia
LAS NUEVAS COMODIDADES
En los tiempos que corren, y con los avances de la tecnología, disfrutamos de una vida de confort que ha provocado que nuestro consumo calórico disminuya.
Tenemos coches, transporte público, escaleras mecánicas, ascensores, compramos por Internet y nos llevan la compra a casa. Chateamos por RRSS con amigos, tenemos calefacción, la mayoría de trabajos se desempeñan sentados y los niños han cambiado la pelota por la consola.
Todo esto contribuye a que nuestro organismo haya disminuido su consumo calórico y tienda a acumular energía en forma de grasa, si no variamos nuestra forma de alimentarnos.
EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN
A principios del siglo XXI, las generaciones del “Baby boom” de la postguerra llegan a su jubilación.
La realidad de hoy es bien distinta, los niveles de natalidad de los países europeos es la más baja de todo el mundo y de toda la historia. Como consecuencia de esto y del paso de los años, nos hacemos viejos y una cuarta parte de la población europea ya pasa de los sesenta años.
LA INDUSTRIALIZACIÓN DE LA AGRICULTURA
La manera de conrear las tierras del siglo XXI no tiene nada que ver con la de finales del siglo XX. Entonces casi todas las casas de los pueblos tenían su propio huerto y se cultivaban las frutas y verduras de temporada. El objetivo de estos huertos era el consumo propio y el de la familia y amigos.
Recuerdo muy bien cuando era un niño, el huerto que tenía mi abuela y las delicias naturales que salían de allí. Seguramente tenían más buen sabor porqué te los comías sabiendo que eran de casa. Sabías que había crecido en tu casa y eso nos parecía lo mejor.
La población mundial ha crecido mucho.
De hace 200 años (1.000 millones de habitantes) a ahora (7.000 millones de habitantes) la población se ha multiplicado por siete. Así pues, los sistemas de cultivo de entonces no son suficientes para alimentar a todos, y la agricultura se ha industrializado. Los sistemas de cultivar son más intensos, se ha perdido la temporalización de los alimentos con sistemas nuevos, la globalización y los compuestos químicos nos aseguran que los vegetales no serán arrasados por ninguna plaga.
No sé qué sistema es mejor, la verdad, supongo que cómo la mayoría de cosas en la vida, tiene sus pros y sus contras. Quizá los cambios vienen dados, en gran parte, por la necesidad del entorno.
La nueva Pirámide Alimenticia
Las frutas y verduras tienen que estar en la base, porqué con las comodidades y el envejecimiento de la población, necesitamos comer en abundancia alimentos de baja densidad calórica, para que nos sacien, pero no nos aporten un exceso de calorías.
Además, cómo el sistema de cultivo ha variado, y parece ser que la industrialización de la agricultura ha hecho reducir el contenido vitamínico y mineral de los vegetales (tema que aún no está claro del todo); para conseguir un aporte similar al de antes, tendremos que comer más cantidad.
Las carnes, pescados, huevos y lácteos tendrían que estar en el primer piso, ya que para evitar pérdida de masa muscular y ósea, tenemos que asegurar el aporte de proteína y calcio de alto valor biológico.
Al igual que antes, para evitar el exceso de calorías, tendremos que elegir más a menudo carnes magras cómo el pollo, pavo, conejo y lácteos desnatados.
En el segundo piso tenemos las grasas vegetales.
En este caso tenemos que elegir aceite de oliva virgen y frutos secos crudos. Para aportar vitaminas liposolubles y ácidos grasos insaturados, que son las grasas cardioprotectoras.
Por el contrario, tendremos que evitar el consumo de grasa animal, por su alto contenido en grasa saturada y colesterol.
En el tercer piso encontramos los hidratos de carbono. Estos tienen una densidad calórica más alta que los vegetales y por este motivo habrá que controlar su consumo si queremos mantener el peso deseado. Siempre que nos sea posible elegiremos el cereal o legumbre con su forma original y si no, mejor la versión integral.
Saber cómo comían nuestros antepasados está muy bien, pero para saber cómo tenemos que comer hoy, tenemos que saber qué cambios hay en el entorno.
Y como siempre apunto, lo mejor es ¡comer con sentido común!