SUPLEMENTOS ALIMENTICIOS, ¿REALMENTE SON SALUDABLES?

Italia y España son los paraísos de los complementos alimenticios basados en plantas según las conclusiones de la primera encuesta europea sobre el consumo de estos productos, liderada y coordinada por investigadores de la Fundación para la Investigación Nutricional (FIN).

En concreto, en España se comercializan 284 y en Italia 289, mientras en el Reino Unido, el número de productos diferentes es de 116, casi la mitad que la de los otros países.

La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) define los complementos alimenticios como productos alimenticios consistentes en fuentes concentradas de nutrientes. Así pues, en dosis muy pequeñas de píldoras, jarabes o cápsulas se consigue una dosis más alta del nutriente en cuestión, que a través de la alimentación habitual.

La finalidad con que se toman estos complementos es muy diversa, pero las más frecuentes son para deportistas que quieren aumentar el rendimiento o evitar la fatiga, o en diferentes fases de edad en que hay necesidades específicas, como niños, adolecentes, mujeres embarazadas o con menopausia y en persones de la tercera edad, o también para evitar envejecer y/o perder peso.

Los suplementos más comunes son vitaminas como (A, B, C, ácido fólico), minerales (selenio, magnesio, hierro) o antioxidantes como el Omega-3 y los carotenos. Pero hay un sinfín de productos con finalidades muy diversas.

El hecho de tomar una píldora o un jarabe y saber que estás ayudando a tu salud está muy bien, pero puede conllevar un pequeño problema. Tomar un suplemento alimenticio se puede hacer sin ningún esfuerzo, y a menudo, esto nos hace pensar a nosotros mismos que ya hacemos lo suficiente para salvaguardar nuestra salud. Este error común es muy grave, ya que una suplementación nunca puede substituir la base, que son unos hábitos alimentarios saludables.

Al Igual que un hipertenso, que toma su medicación para controlarse, y además tiene que vigilar su ingesta de sal y su peso. Una actuación no sustituye a la otra, sino que se complementan. El problema es que una de las dos actuaciones es muy fácil de seguir, y la otra requiere un pequeño esfuerzo extra que a menudo hace que la dejemos de lado.

La AECOSAN lo tiene muy claro «Los complementos alimenticios no pueden sustituir una dieta equilibrada. Una dieta variada y rica en frutas y verduras puede aportar todos los nutrientes (vitaminas y minerales) que se necesita».

Además, sobre la suplementación, tenemos que tener claras varias cosas. Solo hay que tomarlos bajo supervisión de un profesional de la salud y respetando las dosis aconsejadas por el fabricante, ya que aunque los suplementos no sean un medicamento, eso no significa que no sean inofensivos. Dosis exageradas de vitaminas hidrosolubles serán eliminadas por los riñones, pero dosis exageradas de vitaminas liposolubles que se almacenan en el hígado y el tejido graso, pueden llegar a ser tóxicas.

En definitiva, cuando hablamos de cuidar la salud hay que tener en cuenta si el problema es agudo o crónico.

Un problema agudo como una pierna rota o unas anginas, hay que tratarlas de inmediato con intervenciones médicas y fármacos. Pero cuando hablamos de un problema crónico como puede ser la hipertensión, colesterol, azúcar u obesidad, hay que tratarlo de forma crónica.

Así que si estás tratando un problema crónico con una actuación que no podrás mantener durante un período largo de tiempo, alguna cosa no estás haciendo bien.

Los suplementos alimenticios son interesantes siempre que nos los paute un profesional de la salud y durante un período de tiempo concreto. Para el resto, es mejor tirar de “super-alimentos” que es un término muy usado actualmente para denominar a los alimentos con gran contenido de fitonutrientes que pueden aportarnos beneficios para nuestra salud.

O sea…. Muchas verduras, frutas y aceite de oliva.