LA DIETA MEDITERRÁNEA SE HA AMERICANIZADO

Hace pocos días se presentó en el marco del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna, celebrado en Málaga, el estudio PREDIMED, el mayor ensayo clínico de intervención nutricional realizado en Europa.

Una de las conclusiones a las que ha llegado el referido estudio, ha sido que la Dieta Mediterránea tradicional, suplementada con aceite de oliva virgen extra, o frutos secos, reduce en un 30% el riesgo relativo de sufrir una complicación cardiovascular en personas con alto riesgo.

Hay que tener en cuenta que las complicaciones cardiovasculares son una de las principales causas de morbilidad a nivel mundial según la OMS (Organización Mundial de la Salud). Así pues, nuestra forma tradicional de alimentarnos basada en verduras y fruta fresca, cereales, pescado, huevos, poca carne, aceite de oliva virgen, frutos secos incluso unas copas de nuestro líquido más preciado, el vino, son una herramienta muy potente para paliar una de las mayores causas de muerte.

Sin embargo, hoy en día la realidad es bien distinta. Los países mediterráneos cómo España, Italia, Grecia y Maltaque tanto presumen de gastronomía y buenos hábitos alimentarios, están al borde de una epidemia de sobrepeso y obesidad que alcanza niveles de más del 50% en la población.

¿Dónde ha ido la dieta mediterránea?

Personalmente, creo que en la vieja Europa seguimos demasiado pendientes de EEUU, un país que presume de ser la primera potencia mundial, de tener las mejores universidades, empresas, productos y el mejor ejército. Nos hemos “americanizado”, hasta un nivel que llega a afectar a nuestros hábitos alimentarios, haciendo de los suyos,  nuestros. Unos hábitos muy poco saludables basados en cadenas de hamburgueserías que sacian a base de fritos y refrescos azucarados.

Quizá nos falta este punto de confianza en lo que es nuestro, por eso creo que deberíamos americanizar nuestro Ego, respecto a lo que la alimentación se refiere, y en todo caso, enseñarles a comer un poco mejor a ellos.

Sintámonos orgullosos de la dieta mediterranea y abandonemos costumbres poco saludables provenientes del otro lado del Atlántico.